En política, pocas cosas son irreversibles. Pero Izquierda Unida sí desea que el paso que ayer dio en Madrid sea eso, irreversible. Que la carrera y la apuesta por la refundación de la izquierda no tenga vuelta atrás. Aunque cueste. Dicho de forma plástica por Cayo Lara, el coordinador federal: "Parimos hoy [por ayer] un cristal delicado. Si no somos capaces de entendernos, y poner lo mejor de cada uno, el cristal, profundamente delicado, se nos puede romper en las manos". IU no se basta sola y convoca a todos los sectores de la izquierda alternativa. "Os abrimos las puertas de par en par, pero también debéis abrir las puertas todos aquellos que no sois de IU", recalcó. No habrá trabas, que nadie las tema. Nadie va a imponer a nadie ninguna idea", apostilló.
Los días grandes no son costumbre en la federación. Ayer se conjuró para que lo fuera. Reunió a mil personas en el auditorio Marcelino Camacho de Madrid, apretó filas –acudieron miembros de todas las familias políticas– y dio la palabra en directo a 22 personas, entre dirigentes de IU y de fuera de IU: ecologistas, sindicalistas, estudiantes, feministas, escritores, actores, profesores, activistas, inmigrantes... IU quería darse el gustazo, no privarse casi de nada en las dos horas largas que duró el acto. Había que escenificar la catarsis, cumpliendo por ahora y por todo lo alto el principal mandato de la IX Asamblea Federal, la de 2008. De ahí el rótulo del evento: Refundando la izquierda. Ayer comenzó esa tarea, que culminará en la primavera de 2010.
IU teatralizó capacidad de convocatoria, complicidad con los movimientos de izquierdas, hasta cierto poderío. No mensajes rotundos ni grandes anuncios. No era el momento, se excusaba. Lo de ayer, refrendó el líder, fue el punto de partida, no el "punto final", porque IU pretende dar vida a las "utopías" para luego conquistarlas. Es decir, construir con otros un proyecto "de largo recorrido, difícil pero apasionante", en el que "no sobra nadie". "Podremos discrepar, pero habrá que converger en la propuesta, en lo concreto".
Lara desgranó cuál es el target de la refundación de IU, a quién llama. Citó de un tirón a los 20 colectivos a los que se dirige. IU quiere converger, dijo, con los que anhelan que la "riqueza se reparta con equidad" (esa es la matriz roja de IU), los que persiguen preservar la naturaleza (la componente verde), los que creen que la "igualdad de hombre y mujer no es negociable" (la violeta), los que saben que "la paz no se construye matando" (la blanca).
La federación convoca también a los defensores de las "patrias exentas de fronteras", de la "educación pública y laica", de un "techo digno para todos", de la justicia universal, de los derechos de los niños, de una "vejez serena y una muerte digna".
Lara apeló a los que les asquea la corrupción –"el cáncer de la democracia y la quiebra del valor de la política"–, a los que prefieren la cooperación a la "competitividad", a los que luchan por la memoria histórica y la aprobación de una ley electoral justa, a los que quieren una III República y a los que piden que sean reconocidas plenamente las libertades sexuales.
Todo eso es refundarse. No significa sólo "volver a los orígenes", a 1986, cuando nació IU, previno Gaspar Llamazares. "Es también reconstruir, construir algo nuevo", agregó. El diputado de la federación puja por que la refundación sea más ambiciosa, totalmente abierta, sin los límites que, para algunos sectores de IU, Lara se marca.
Para Llamazares, la crisis también ha arramblado con la izquierda, que ha de reinventarse. Y cerró adaptando al escritor Eduardo Galeano. Todo un deseo: "Ayudadnos a mirar, ayudadnos a actuar".