Dos mil personas se manifestaron ayer sábado en Santa Cruz de Tenerife contra la situación político, económica y social de las islas

Se leyó un manifiesto a la llegada de la gente ante Presidencia de Gobierno

Unas dos mil personas marcharon la mañana de ayer sábado por las calles de Santa Cruz de Tenerife, partiendo del Parque de la Granja hasta la Presidencia del Gobierno donde se leyó un Manifiesto por parte de representantes de los organizadores.

La mayoría de los participantes hablaba con preocupación de las graves consecuencias de la crisis económica: “muchas miles de familias están atravesando situaciones de severa penuria y esto está cada vez peor ¿por qué tenemos que pagarlo siempre los más débiles? se preguntaba una asistente.

Muchos manifestantes denunciaban el recorte de los derechos laborales y sociales que han costado tantos años y el sacrificio de generaciones enteras, para dejarnos una sociedad mejor. Todos los asistentes hacían un llamamiento a la movilización ciudadana y a salir de la apatía.

Otro asistente denunciaba que “aquí, en Canarias y concretamente en Tenerife, la clase política que nos gobierna, con sus desmedidos afanes de enriquecimiento a “toda costa”, está incidiendo muy negativamente en esta gravísima situación, dando pasos inadmisibles, sacándose leyes de la manga o gastando dineros en innecesarias obras faraónicas que no van a servir para nada, mientras miles y miles de personas pasan hasta hambre o los servicios sociales más vitales son dejados de la mano”.

Frente a Presidencia del Gobierno se leyó un Manifiesto en el que, entre otras cosas, se denunció la congelación de salarios, los recortes en pensiones y en gasto social y la reforma laboral: “Nos quieren hacer pagar la crisis a los trabajadores y trabajadoras. Intentan legitimar su explotación a través de las medidas económicas y laborales”.

Con el grito de los manifestantes de ¡huelga, huelga y paro general!, los portavoces de los colectivos hicieron referencia al paro: “Mientras el paro crece, en Canarias hay más de 300.000 desempleados y tenemos que asistir a como nos desmantelan y privatizan los servicios públicos”. “Asistimos a como se destruye nuestra tierra con grandes infraestructuras con tretas tan viles como el catálogo de especies protegidas”.

Se hizo un claro y rotundo llamamiento a la participación ciudadana: “Los poderosos creen que los trabajadores somos un rebaño. Ellos tienen el poder del dinero, de las leyes, de los medios de desinformación... de Cabildos ayuntamientos, pero los ciudadanos tenemos el poder de la razón y de la protesta, tenemos la calle para resistir, tenemos vergüenza y la capacidad para desobedecer sus leyes injustas. Si las reglas del juego sólo sirven para beneficiar a unos pocos... habrá que cambiar las reglas ...”.

El manifiesto terminó con un mensaje de optimismo: “Otro mundo debe nacer de las cenizas de este viejo mundo. Un mundo de democracia real para todos, de defensa de la naturaleza, sin guerras, donde la ley no sea un fraude sino que esté al servicio de las personas, donde el trabajo se reparta igual entre todos, un mundo más justo. Un mundo nuevo”.