La huelga más necesaria de nuestra democracia
La huelga general convocada para el próximo día 29 es la más necesaria de la historia democrática reciente de España. Es la más necesaria y la más justa porque se hace contra el mayor recorte de derechos habido desde la posguerra civil del siglo XX.
Ante el proceso de recorte de derechos y de aumento de la desigualdad en que estamos inmersos, la huelga general es la respuesta adecuada. No olvidemos que hasta hoy hemos disfrutado de derechos conquistados gracias a huelgas y luchas sindicales. Que las huelgas de ayer nos ayudaron a parir los derechos de hoy. Y que las huelgas y el activismo sindical de hoy darán la medida de los derechos de mañana. Por eso, nuestros hijos e hijas no se merecen que no vayamos a la huelga del día 29. No se merecen que les dejemos menos derechos y menos calidad de vida.
Es más, si la huelga es un éxito, no tendremos los recortes en las pensiones públicas anunciados por el gobierno. Pero, sin embargo, no ir a la huelga, para no perder un día de salario, supondrá que, desde el día en que nos jubilemos, todos los meses cobraremos una pensión menor.
Nunca una huelga general fue tan cuestionada y nunca hubo tantos motivos para hacerla. La reforma laboral abarata y subvenciona el despido, reduce los casos en que puede ser declarado nulo, permite a las empresas desvincularse del convenio colectivo y amplía el papel de las empresas de trabajo temporal. En suma, todo esto reducirá el porcentaje que la masa salarial representa en la renta.
Si los españoles tenemos el 90% de la renta por habitante de los alemanes, nuestro salario no llega al 50% del de ellos. Padecemos más desempleo que los estados de la Unión Europea (UE) y duplicamos su tasa de temporalidad. Trabajamos más horas a la semana, disfrutamos de menos días de vacaciones al año y nos jubilamos después que nuestros vecinos de la eurozona. Nuestro gasto público social es muy inferior a la media de la UE y, pese a que nos gastamos tres puntos menos de PIB en pensiones que ellos, el gobierno quiere recortarlas.
La crisis ha sido el pretexto perfecto para degradar nuestras condiciones laborales y perpetrar una nueva redistribución regresiva de la riqueza. Pues, en el lado perdedor, nos deja un millón más de pobres, más de dos millones de nuevos desempleados y, asimismo, unas 350.000 personas que perderán sus casas por no poder pagar sus hipotecas. Además, para obtener 15.000 millones de euros en dos años, el gobierno recorta los salarios de casi tres millones de empleados públicos, congela los ingresos de más de cinco millones de pensionistas, suprime la ayuda por nacimiento a medio millón de personas, recorta los fondos a la dependencia, la ayuda al desarrollo y la creación de empleo público.
Por el contrario, en el lado ganador, encontramos a 16.000 nuevos millonarios en España, en 2009. Y, según el propio gobierno, la banca que provocó la crisis acabará recibiendo 30.000 millones de euros de dinero público. Además, se entregará al capital privado la mitad de las cajas de ahorros, se privatizarán parte de Aena y Renfe, se favorecerá la privatización gradual de las pensiones y no se descarta considerar el copago sanitario.
Los ganadores de la crisis han recibido un tratamiento fiscal que ha hecho a los perdedores aún más perdedores. Por ejemplo, en 2009, el Impuesto de Sociedades sólo recaudó el 10% de los beneficios a que es aplicable (el tipo nominal oscila entre el 25 y el 30%). Si se hubiera recaudado un escaso 15%, se habrían obtenido en dos años 16.000 millones de euros, cuantía suficiente para evitar los recortes señalados. Tampoco se explica que la supresión del Impuesto de Patrimonio permitiera dejar de tributar a 233 personas que poseían, cada una, un patrimonio medio de 64 millones de euros. Y, menos aún, se entiende que no se aplicara el plan propuesto por técnicos de Hacienda, agrupados en Gestha, para aproximar a promedios europeos el nivel de fraude fiscal y obtener así 25.000 millones de euros anuales.
Hay recursos y alternativas a la política económica de extrema derecha aplicada por el gobierno del PSOE a la gestión de la crisis. Y hay que recordar que esta crisis hace estragos en los estados con menos gasto público, menos justicia fiscal y más desigualdad y que, por ello, es una locura afrontarla reduciendo el gasto público y efectuando un harakiri fiscal, como hace el gobierno del PSOE, o como proponen el PP, CC o cualquiera de las siglas que se disputan la gestión de la misma política económica aplicando sus matices respectivos.
Hay un proverbio chino que dice que, para salir de un pozo, hay que dejar de cavar. Nos vendría muy bien aplicárnoslo y optar por la expansión del gasto y el empleo públicos, la reducción sustancial del fraude fiscal, el incremento de la progresividad fiscal, la mejora salarial para activar la demanda y hacer crecer la economía y el empleo y la nacionalización de las cajas de ahorro para inyectar crédito en pymes y autónomos.
En cualquier caso, el primer paso para avanzar hacia una economía al servicio de toda la ciudadanía, será revertir la reforma laboral e impedir el recorte de las pensiones. Luego habrá que articular la respuesta política y sindical a todo lo demás. Por eso, es absolutamente necesaria una huelga general exitosa el próximo día 29.
Artículo publicado por Ramón Trujillo, Coordinador Insular de Izquierda Unida en Tenerife
Ante el proceso de recorte de derechos y de aumento de la desigualdad en que estamos inmersos, la huelga general es la respuesta adecuada. No olvidemos que hasta hoy hemos disfrutado de derechos conquistados gracias a huelgas y luchas sindicales. Que las huelgas de ayer nos ayudaron a parir los derechos de hoy. Y que las huelgas y el activismo sindical de hoy darán la medida de los derechos de mañana. Por eso, nuestros hijos e hijas no se merecen que no vayamos a la huelga del día 29. No se merecen que les dejemos menos derechos y menos calidad de vida.
Es más, si la huelga es un éxito, no tendremos los recortes en las pensiones públicas anunciados por el gobierno. Pero, sin embargo, no ir a la huelga, para no perder un día de salario, supondrá que, desde el día en que nos jubilemos, todos los meses cobraremos una pensión menor.
Nunca una huelga general fue tan cuestionada y nunca hubo tantos motivos para hacerla. La reforma laboral abarata y subvenciona el despido, reduce los casos en que puede ser declarado nulo, permite a las empresas desvincularse del convenio colectivo y amplía el papel de las empresas de trabajo temporal. En suma, todo esto reducirá el porcentaje que la masa salarial representa en la renta.
Si los españoles tenemos el 90% de la renta por habitante de los alemanes, nuestro salario no llega al 50% del de ellos. Padecemos más desempleo que los estados de la Unión Europea (UE) y duplicamos su tasa de temporalidad. Trabajamos más horas a la semana, disfrutamos de menos días de vacaciones al año y nos jubilamos después que nuestros vecinos de la eurozona. Nuestro gasto público social es muy inferior a la media de la UE y, pese a que nos gastamos tres puntos menos de PIB en pensiones que ellos, el gobierno quiere recortarlas.
La crisis ha sido el pretexto perfecto para degradar nuestras condiciones laborales y perpetrar una nueva redistribución regresiva de la riqueza. Pues, en el lado perdedor, nos deja un millón más de pobres, más de dos millones de nuevos desempleados y, asimismo, unas 350.000 personas que perderán sus casas por no poder pagar sus hipotecas. Además, para obtener 15.000 millones de euros en dos años, el gobierno recorta los salarios de casi tres millones de empleados públicos, congela los ingresos de más de cinco millones de pensionistas, suprime la ayuda por nacimiento a medio millón de personas, recorta los fondos a la dependencia, la ayuda al desarrollo y la creación de empleo público.
Por el contrario, en el lado ganador, encontramos a 16.000 nuevos millonarios en España, en 2009. Y, según el propio gobierno, la banca que provocó la crisis acabará recibiendo 30.000 millones de euros de dinero público. Además, se entregará al capital privado la mitad de las cajas de ahorros, se privatizarán parte de Aena y Renfe, se favorecerá la privatización gradual de las pensiones y no se descarta considerar el copago sanitario.
Los ganadores de la crisis han recibido un tratamiento fiscal que ha hecho a los perdedores aún más perdedores. Por ejemplo, en 2009, el Impuesto de Sociedades sólo recaudó el 10% de los beneficios a que es aplicable (el tipo nominal oscila entre el 25 y el 30%). Si se hubiera recaudado un escaso 15%, se habrían obtenido en dos años 16.000 millones de euros, cuantía suficiente para evitar los recortes señalados. Tampoco se explica que la supresión del Impuesto de Patrimonio permitiera dejar de tributar a 233 personas que poseían, cada una, un patrimonio medio de 64 millones de euros. Y, menos aún, se entiende que no se aplicara el plan propuesto por técnicos de Hacienda, agrupados en Gestha, para aproximar a promedios europeos el nivel de fraude fiscal y obtener así 25.000 millones de euros anuales.
Hay recursos y alternativas a la política económica de extrema derecha aplicada por el gobierno del PSOE a la gestión de la crisis. Y hay que recordar que esta crisis hace estragos en los estados con menos gasto público, menos justicia fiscal y más desigualdad y que, por ello, es una locura afrontarla reduciendo el gasto público y efectuando un harakiri fiscal, como hace el gobierno del PSOE, o como proponen el PP, CC o cualquiera de las siglas que se disputan la gestión de la misma política económica aplicando sus matices respectivos.
Hay un proverbio chino que dice que, para salir de un pozo, hay que dejar de cavar. Nos vendría muy bien aplicárnoslo y optar por la expansión del gasto y el empleo públicos, la reducción sustancial del fraude fiscal, el incremento de la progresividad fiscal, la mejora salarial para activar la demanda y hacer crecer la economía y el empleo y la nacionalización de las cajas de ahorro para inyectar crédito en pymes y autónomos.
En cualquier caso, el primer paso para avanzar hacia una economía al servicio de toda la ciudadanía, será revertir la reforma laboral e impedir el recorte de las pensiones. Luego habrá que articular la respuesta política y sindical a todo lo demás. Por eso, es absolutamente necesaria una huelga general exitosa el próximo día 29.
Artículo publicado por Ramón Trujillo, Coordinador Insular de Izquierda Unida en Tenerife
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